Artesanía Contemporánea de Autor(a)
Saberes, territorios y materias
Saberes, territorios y materias
Atacama / Hamburgo
Creada por María Jesús Guarda, Karina Letelier y Paulo Letelier
ARTE / MÚSICA / CINE / ARTESANÍA
Es una mirada contemporánea al sistema vial andino que la UNESCO declaró Patrimonio Mundial, en 2014, y que abarcó seis países sudamericanos, incluido Chile. Se trata de una producción del centro cultural, con asesoría del arqueólogo Rubén Stehberg, que toma como referencia los ceques –líneas imaginarias del imperio incaico– y el quipu –“nudo” de almacenamiento de información y de cálculo— y reúne diferentes perspectivas sobre el tejido que conforma la memoria y el sentido de comunidad.
Al cumplirse diez años desde que la UNESCO incluyera al Camino del Inca en su Lista de Patrimonio Mundial el Centro Cultural La Moneda (CCLM) acaba de inaugurar Qhapaq Ñan/Camino del Inca. Nudos y encuentros, en la Galería de Patrimonio. El nombre de la exposición, que estará abierta hasta el próximo 25 de agosto, se interpreta como “camino principal” en quechua y alude al sistema vial andino prehispánico, que cubría unos 30 mil kilómetros.
La ruta cuyos senderos unían las principales ciudades del imperio inca con la capital, Cusco, se extendía por seis países de América del Sur: Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile, donde sus huellas están presentes hasta la actualidad. El Qhapaq Ñan propició el encuentro entre diferentes comunidades y territorios. Y fue construido a lo largo de varios siglos.
Este sistema de caminos se extendía por una de las zonas geográficas de mayores contrastes del mundo: desde las cumbres nevadas de los Andes, a más de 6 mil metros de altura, hasta la costa del Pacífico, pasando por bosques tropicales, valles y desiertos, lo cual da cuenta del grado de desarrollo que alcanzaron los incas en términos de ingeniería. Estos aprovecharon infraestructuras preexistentes, con la idea de facilitar las comunicaciones, el transporte y el comercio. El trazado también les permitió movilizar sus ejércitos de forma rápida.
La exhibición, que abarca desde el siglo XV –cuando el Camino del Inca alcanzó su mayor expansión- hasta hoy, es una perspectiva contemporánea del Qhapaq Ñan y cuenta con la asesoría del arqueólogo Rubén Stehberg. Se centra en tres miradas: Sudamérica, norte de Chile –con hitos como el tramo Putre-Zapahuira, parte del camino inscrito como Patrimonio de la Humanidad, en la región de Arica y Parinacota— y Región Metropolitana. En cuanto a esta última, el acento está puesto en la composición sociocultural previa y posterior a la llegada de los incas y los contactos con los pueblos residentes, entre ellos, aconcagua, mapuche y diaguita.
Como subraya la UNESCO, que actúa como patrocinadora de la exhibición, “el Qhapaq Ñan fue la columna vertebral del poder político y económico del Tawantinsuyu –imperio incaico– y actualmente sigue articulando redes de comunicación, producción e intercambio entre quienes se desplazan por sus tramos. Se trata de un patrimonio vivo que, a la vez, se constituye como una oportunidad para que las comunidades contemporáneas sigan construyendo futuro”.
“Esta exposición piensa el Camino del Inca como un espacio donde se visualizan memorias, intercambios, quiebres, conquistas, despojos, mestizajes e identidades que hablan de y desde América del Sur. Uno de sus principales objetivos es visibilizar los nudos como puntos de contacto entre las comunidades y reflexionar sobre esta diversidad cultural. Igualmente, se plantea una reflexión sobre los conceptos de frontera y Estado-nación”, señala Regina Rodríguez, directora ejecutiva del CCLM.
En este sentido, la exhibición –realizada con colaboración del Museo Chileno de Arte Precolombino, el Centro Nacional de Sitios del Patrimonio Mundial, y el Ministerio de las Artes, las Culturas y el Patrimonio— pone el foco en conceptos de interculturalidad, nudos y encuentros para examinar las prácticas, saberes y quehaceres de las personas que habitaron, habitan y habitarán las zonas donde este sistema vial está presente. De ese modo, el territorio queda abierto a diversas percepciones y discusiones sobre la conservación de estructuras patrimoniales y formas de vida que hoy se ven amenazadas por la destrucción del medio ambiente y la pérdida de prácticas culturales.
Tomando como referencia los ceques –líneas imaginarias que conformaron el sistema de ordenamiento espacial y temporal de los incas– y el quipu –instrumento formado por cuerdas y nudos utilizado como sistema de almacenamiento de información y de cálculo–, la muestra invita a recorrer el Qhapaq Ñan a través de ocho piezas. Estas incluyen registros sonoros (sonidos naturales al borde del camino y música andina), videos, cerámicas contemporáneas, mapas territoriales y “Kintu”, una instalación de hojas de coca, ligadas a aspectos espirituales y cotidianos de la cosmovisión andina, de la artista aymara Natalia Montoya Lecaros.
Las piezas relevan perspectivas políticas, sociales, culturales y económicas que pueden ser leídas desde la metáfora del nudo en cuanto a unión, conflictos y desacuerdos propios de las interacciones humanas y del complejo tejido que conforma a la memoria y el sentido de comunidad.
Categorizado como Patrimonio Mundial de la Unesco, actualmente, el Camino del Inca consta de 274 componentes y se extiende a lo largo de más de 5 mil kilómetros. Dichos componentes subrayan la función social y política del Qhapaq Ñan, las obras maestras de arquitectura e ingeniería incaicas y las infraestructuras dedicadas a actividades económicas y ceremoniales.