Durante el siglo XX el Bolero fue el acompañante de procesos sociales, culturales y políticos que acontecían en Chile y el mundo, como el gobierno de Pedro Aguirre Cerda, la Guerra Fría y las primeras manifestaciones feministas, entre otros hechos. Sus canciones marcan hitos en la cultura popular latinoamericana y chilena, donde se destacan exponentes de relevancia continental como Lucho Gatica y Palmenia Pizarro, y actualmente herederos y seguidores como Mon Laferte o Bloque Depresivo. Así, uno de los aspectos centrales de “Piensa en mí…” es un “relato construido por materiales diversos y cotidianos: revistas, fotografías, discos, canciones. Muchos de ellos encontrados en mercados y ferias libres, así como en el archivo fotográfico del Museo Histórico Nacional y la Biblioteca Nacional”, añade Baez.
El sentimiento y la pasión del bolero persisten pese a los cambios en la industria musical y de medios de comunicación, incrementando un imaginario construido desde hace décadas: “El bolero es el nirvana de la dicha y la desdicha, el ensueño que ni acaba ni empieza, la existencia acompañada por un piano y trompetas, la voz que es cuna y tumba de ilusiones y anhelos” (Carlos Monsiváis, cronista mexicano).